El descubrimiento ha sido posible gracias a unos sofisticados sensores que han sido introducidos un kilómetro bajo tierra en una zona de alta actividad sísmica, en la pequeña localidad de Parkfield, a medio camino entre San Francisco y Los Ángeles. Estos sensores pudieron registrar olas sísmicas antes, durante y después de dos pequeños temblores, permitiendo a los científicos observar esos pequeños cambios geológicos.
"Si tuviéramos un aviso con 10 horas de antelación podríamos evacuar a la población, evacuar a la gente de los edificios o desplegar a los bomberos con antelación", explica Paul Silver a la BBC. "Los avisos de huracanes son un ejemplo de hasta donde podríamos llegar en el futuro". Pero los científicos ya han advertido de que aún se está lejos de tener un sistema de alerta temprana comparable al que se aplica a los huracanes. En la actualidad, en el mejor de los casos, los investigadores son conscientes de la inminencia de un temblor segundos antes de que éste se produzca. "Para llegar a tener un sistema de alerta temprana necesitaremos 10 años, quizá 20", ha calculado Silver.
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