La Asociación Americana de Psicología (American Psychological Association) analiza seriamente esta cuestión. De hecho, sus psicólogos se encuentran trabajando para resolver los desafíos que, en este sentido, deberán afrontar los astronautas que formen parte de las misiones planificadas por la NASA, entre las que se encuentran nuevos viajes a la Luna y futuras misiones a Marte.
En las misiones más largas, como las que serán necesarias para llegar al planeta rojo, los astronautas se verán sometidos presiones psicológicas demasiado grandes. Tanto, que los especialistas temen que puedan llegar a malograr la misión. Recordemos que un viaje a Marte implica pasar años alejados de la Tierra, recluidos con otros compañeros dentro de un modulo sumamente pequeño. Esto podría provocar cuadros relacionados con depresiones e incluso a situaciones de conflictos interpersonales (como si la falta de sexo no fuese suficiente problema).
“Las lecciones aprendidas en el pasado, la investigación en entornos con condiciones extremas, el entrenamiento, el condicionamiento y las contramedidas para evitar el estrés psicológico se encuentran entre las cuestiones que la NASA debe abordar para encara la próxima era de la exploración espacial”, dijo el psicólogo Marc Shepanek, Oficial Médico de la NASA.
Y el problema se agravará a medida que las misiones espaciales sean cada vez mas ambiciosas. Por que a medida que se alejen de nuestro planeta, la soledad y las dificultades irán en aumento. La velocidad de la luz limita incluso la forma en que se establecen las comunicaciones con sus familiares. Por ejemplo, una llamada por radio a Marte, cuando está a 400 millones de kilómetros de nuestro planeta, demora unos 22 minutos en llegar, transformándose en algo mas parecido al envío de una pieza postal tradicional (con todas sus demoras) que a una conversación telefónica.
Los psicólogos toman como guía para enfrentar los problemas psicológicos de los astronautas a la primitiva exploración de la Tierra. Según el psicólogo Peter Suedfeld, “tanto los exploradores marítimos como terrestres se internaron en lo desconocido, con frecuencia por muchos años seguidos”. Al igual que los modernos exploradores espaciales, tuvieron poca (o a menudo ninguna) comunicación con sus hogares. Por increíble que parezca, los equipos de psicólogos están revisando los diarios y bitácoras de viajeros antiguos para obtener una visión de primera mano de cómo los exploradores lidiaban contra el aburrimiento, la rebelión y las dificultades.
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